Ataque a Yolanda Caballero, ¿por confrontaciones políticas?

Por Alberto SARMIENTO REYES / HIPTEX
Si como presume el presidente Andrés Manuel López Obrador que es “la persona mejor informada del País”, el ataque contra la periodista Yolanda Caballero Jacobo, ocurrido este jueves 1 de febrero, tendría como principal línea de investigación “las confrontaciones políticas” que se viven en Baja California.
Durante conferencia mañanera de hoy viernes 2 de febrero, López Obrador se vio obligado a abordar esta nueva agresión a periodistas que se registra en México, porque el ataque a la compañera Yolanda Caballero, del cual salió ilesa, trascendió Tijuana e incluso la entidad para convertirse en tendencia en redes sociales y, por ende, tema en los medios de comunicación de la Ciudad de México.
Al ser cuestionado sobre el hecho, López Obrador de entrada no externó su solidaridad con la periodista, lo cual no resulta novedoso porque en la larga cadena de comunicadores asesinados o agredidos durante su sexenio, la falta de empatía hacia las víctimas ha sido la tónica.
Luego procedió a descartar la responsabilidad de la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero Ramírez, en ese hecho, a pesar que la propia periodista agredida no ha hecho ningún señalamiento en ese sentido hacia la primera edil.
“No es capaz de un ataque así”, dijo López Obrador y añadió que la periodista agredida ya está bajo el mecanismo de protección, para luego pedir que el caso se investigue. Igualmente extendió a la gobernadora Marina del Pilar Avila Olmeda su concepto de ser incapaz de atentar contra periodista u otra persona.

También hizo alusión a las diferencias públicas y notorias entre la comunicadora y la alcaldesa de Tijuana, confirmando tener información sobre el tema.
De ahí que lo más importante de su pronunciamiento mañanero tiene que ver con esta frase con la que remató: ”y, como en todos lados, hay confrontaciones políticas”.
Es decir, de acuerdo al presidente de todos los mexicanos, el atentado contra la periodista Yolanda Caballero está relacionado con las confrontaciones políticas en Tijuana y Baja California. 
Si ni la gobernadora Marina del Pilar ni la alcaldesa Montserrat Caballero, ambas confrontadas políticamente, las considera López Obrador de un hecho como el sufrido ayer por Yolanda Caballero, ¿entonces a qué confrontación política se refiere?
Porque las diferencias entre la periodista y la alcaldesa no alcanzan el nivel de “políticas”.
Y bueno, ni Montserrat Caballero ni Marina del Pilar tienen entre los partidos de oposición en Baja California alguna confrontación política que pudiera haber desencadenado en el ataque a la periodista Yolanda Caballero.
La única “confrontación política” que comparten en común tanto la alcaldesa como la gobernadora es la que contra ambas tiene el senador y amigo del presidente, Jaime Bonilla Valdez, mismas que han sido públicas desde hace meses y que quedan con registro en sus redes sociales en las llamadas Jornadas por la Paz que el exgobernador viene realizando ahora como delegado político del Partido del Trabajo en Baja California.
Habrá de esperar que la Fiscalía General de la República (FGR), que atrajo la investigación, de a conocer a la brevedad sus resultados. Lo mismo deberá hacer la Fiscalía de Baja California, aunque ya de entrada la alcaldesa Montserrat Caballero, dijo que no confía en esa institución.
Deberá recordarse que aún está pendiente de resolverse la autoría intelectual en los asesinatos de los periodistas de Tijuana, Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, ocurridos con días de diferencia hace un par de años, justo cuando la gobernadora Marina del Pilar enfrentaba confrontación política muy fuerte por parte del entonces senador de Morena.
Grave para el gremio periodístico de la entidad y en particular de Tijuana que sean objeto de agresiones e incluso de asesinatos en el marco de “confrontaciones políticas”, como a las que hoy hizo alusión el propio presidente Lopez Obrador, quien por ser la persona “mejor informada del País”, seguramente tendrá elementos para tal afirmación.
A esperar.